Impresiones solidarias contra el Coronavirus
Por Lucio Ocamica «Los médicos usan las mascarillas para sentirse con más confianza cuando entran a los hospitales”. Cuando el Covid-19 apareció en Europa y con ella la fuerte posibilidad de que llegue a nuestro país, los emprendedores de CNC Estudio Matías Ledesma y Macarena Hermida ya habían puesto a disposición sus impresoras 3D […]
Por Lucio Ocamica
«Los médicos usan las mascarillas para sentirse con más confianza cuando entran a los hospitales”.
Cuando el Covid-19 apareció en Europa y con ella la fuerte posibilidad de que llegue a nuestro país,
los emprendedores de CNC Estudio Matías Ledesma y Macarena Hermida ya habían puesto a
disposición sus impresoras 3D y sus routers CNC para fabricar protectores de acetato y donarlos.
“Llegamos a todos los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, a varios de la Provincia y tuvimos
algunos acercamientos en el interior del país”, relata Matías.
¿Cómo comenzó CNC Estudio?
Matías: Comenzamos hace dos años. De la nada, no teníamos ahorros ni siquiera. Empezamos
armando impresoras 3D para hobbistas, dábamos cursos de diseño y modelado, y brindamos
servicio técnico. Ambos somos diseñadores.
Macarena: Cuando empezamos teníamos 500 pesos en una cajita, tengo una foto de eso. Cuando
miro hacia atrás siento mucha satisfacción por todo lo que conseguimos.
¿Cómo fue el proceso de crecimiento?
Matías: Nos dimos cuenta que las impresoras 3D hobbistas que fabricábamos al comienzo no podían
competir con las importadas desde China y dimos un paso más. Empezamos a construir impresoras
para profesionales que las iban a utilizar para trabajar.
Macarena: También comenzamos posteriormente a fabricar routers CNC que son máquinas que
hacen el proceso inverso al de la impresora. En vez de inyectar el material lo que hacen es retirarlo e
ir esculpiendo la figura final.
¿Qué conlleva el hecho de ser una Pyme y no trabajar en relación de dependencia?
Matías: Muchas cosas, nosotros pasamos por un montón de dificultades. Estamos muy orgullosos
del emprendimiento que logramos formar. Una vez, por ejemplo, nos fuimos a dormir un viernes con
un dólar a cuarenta pesos y nos despertamos con un dólar a ochenta. Eso nos significó mucho a
nosotros al importar piezas para fabricar. Decidimos vender el auto y pedir un préstamo que todavía
sigue pagándose con tal de que la fábrica siga abierta.
Macarena: También tener una Pyme significa tener empleados, si tenés la oportunidad de crecer.
Ellos no son como los de las grandes empresas, son algo más. Tienen la camiseta de la empresa
puesta y dan más de la cuenta para que todo funcione como se debe, entonces uno da el ejemplo.
Aunque haya días que uno preferiría quedarse en su cama o irse más temprano, no lo hace.
¿Cómo surgió la idea de fabricar los protectores?
Matías: En febrero, cuando ya la enfermedad se convierte en pandemia, era evidente que iba a
llegar a nuestro país. Comenzamos a investigar diseños de protectores y descubrimos uno checo que
podíamos producir. El paso siguiente fue mejorar el proceso de producción de dos horas a uno de
cuarenta minutos.
Macarena: Se nos ocurrió ofrecer los barbijos terminados a hospitales y centros de salud. Para eso
pedimos donaciones de acetato, que se coloca en el frente, y elásticos para sujetar. Así se completó
el diseño.
¿Lograron llevarles las mascarillas a muchas personas?
Matías: Sí, a muchas. Sabíamos que si lográbamos hacer una buena campaña íbamos a contar
eventualmente con apoyo estatal o de alguna organización para la distribución y la logística. En
principio las fabricamos y las retiraban por la fábrica. Desde ya, sin ningún tipo de interés político.
Macarena: Nos quedamos muy conformes con la acción que generamos. Los médicos nos decían
que se sentían muy protegidos al usarlas- Les generaba una sensación diferente al entrar a trabajar.
¿Cómo fue la organización para producirlos?
Matías: Dispusimos una parte de la fábrica para hacerlos. Teníamos mucha demanda y entonces nos
dimos cuenta que necesitábamos destinar ese espacio exclusivamente para eso.
Macarena: Nos encontramos haciendo cosas que no hacíamos regularmente. Nosotros no
imprimimos hoy por hoy, solo fabricamos las impresoras. Entonces tuvimos generar todo un
protocolo especial, sumado a los protocolos que de por sí había tener en cuenta con el Coronavirus.
¿Qué tipo de inconvenientes encontraron al realizar las donaciones?
Matías: No sé si inconvenientes, pero me hubiera gustado recibir el apoyo de alguna organización o
del gobierno para lograr una logística más eficiente de las donaciones. Dado que nosotros pusimos
todo de nuestra pyme sin pedir nada a cambio, quizás un poco de ayuda para distribuir o para
organizar los pedidos. También hubo momentos en los que, dentro de algunos hospitales, nos
exigieron que si una persona recibía una donación, otra persona que era más importante debía
tenerlos indefectiblemente. Eso nos molestó.
Macarena: Otro inconveniente fue que se acabaron las donaciones. La gente comenzó donando los
acetatos y las bandas elásticas, pero rápidamente se acabaron. Teníamos una demanda muy grande
de protectores así que nos dispusimos a comprar lo que nos faltaba, que no era poco, para
completar las donaciones.
¿Qué le depara el futuro a CNC Estudio?
Matías: Hoy por hoy, en pocos años de vida, CNC Estudio logró posicionarse como la fábrica
argentina más popular. Aunque sea hablando en redes sociales. No hay una marca que tenga más
seguidores en nuestro país. Ahora estamos proyectando para seguir camino en España.
Macarena: Por razones sanitarias la empresa tuvo que cerrar sus puertas por el futuro inmediato.
Estamos entrando en una nueva cuarentena estricta y lamentablemente no estamos entre los rubros
esenciales. Es un inconveniente porque tenemos varias impresoras encargadas que tenemos que
entregar.
¿Volverían a elegir ser emprendedores?
Matías: Desde ya. A nosotros no nos resultó complicado emprender dado que nos conocimos
trabajando bajo dependencia y nos urgía irnos y empezar algo juntos. Empezamos dando cursos
después del trabajo y de a poco casi sin darnos cuenta formamos una fábrica que le va muy bien. No
nos costó nada más que trabajo y mucha dedicación.
Macarena: Sí, quizás hay que abandonar un poco el mito de que si elegís lo que te gusta no vas a
trabajar ni un solo día. Sí, hay días en lo que no quiero saber nada y me frustro, pero después miro
para atrás y me acuerdo de la foto de la cajita con los 500 pesos y siento una satisfacción enorme.