“PEQUE” PARETO – ENTRE EL YUDO Y LA MEDICINA
Por Tais Gadea Lara De ser campeona del mundo a atender a pacientes en un hospital provincial. La vida actual de Paula Pareto sigue sorprendiendo como aquel día en que un país lloró de emoción cuando la joven traía con orgullo una medalla de oro a la Argentina. Una charla con una ganadora […]
Por Tais Gadea Lara
De ser campeona del mundo a atender a pacientes en un hospital provincial. La vida actual de Paula Pareto sigue sorprendiendo como aquel día en que un país lloró de emoción cuando la joven traía con orgullo una medalla de oro a la Argentina. Una charla con una ganadora olímpica, una charla con una médica, una charla con una joven profesional que inspira con el ejemplo.
La conversación fue posible cuando logramos encontrar un “hueco” en la intensa rutina que ahora Paula Pareto tiene por delante. Teníamos que poder charlar entre su nueva cotidianeidad como médica, su entrenamiento en continuación como deportista y sus viajes para competir en distintas partes del mundo. De hecho al momento de hacer la entrevista estaba en vísperas de sus próximos viajes y de ambos volvió con la gloria: oro en el Abierto Panamericano de Lima (Perú) y el título en el Panamericano 2017 de Panamá.
La vida de una joven que encontró en el concepto de profesión la posibilidad de desempeñarse de formas muy distintas y, al mismo tiempo, complementarias: el deporte y la salud. Conocida por muchos como “la Peque Pareto”, Paula hoy bajó un cambio en su exigencia como yudoca para poder dedicarle a pleno a la puesta en práctica de sus más reciente título como médica. Sin embargo, no deja de lado ninguna de las dos cosas. Como joven profesional, su principal desafío está hoy en responder a ambas con responsabilidad. Un desafío con el cual seguramente muchos de ustedes se sientan identificados.
Empezaste desde muy chica, a los nueve años, a practicar yudo, ¿por qué elegiste este deporte y no otro?
Empecé en verdad porque lo comenzó mi hermano y me pareció diferente al resto de los deportes, así que arrancamos. Nos acabábamos de hacer socios de un club y veíamos la necesidad de hacer un deporte. Me llamó la atención y lo comencé simplemente por eso: por ser diferente de otras disciplinas.
¿Qué es lo que te gusta del yudo?
Más allá del deporte que está bueno y es diferente al resto, lo que más me atrajo es el hábito: los amigos y todo un entorno especial que se genera alrededor.
¿Cómo fue pasar de hacer un deporte a competir en torneos internacionales?
Una cosa llevó a la otra. No hubo un momento definitivo. Empecé primero a competir en torneos de interclubes. Después me llamaron para la Selección Junior porque se hacía un torneo en Buenos Aires. Uno de los profesores de la Selección me había visto entrenar y quisieron probarme como iba. Gracias a Dios me fue muy bien en esa experiencia. Ahí empecé a meterme en todo el equipo de Selección y me empezaron a tomar más en cuenta. Fue todo muy escalonado, medio sin pensarlo.
¿Cómo vivías esa experiencia de estar en una competencia donde había varios deportistas y mucha adrenalina y, al mismo tiempo, vos tenías que estar concentrada en tu objetivo de ganar?
Son dos cosas que van de la mano. Uno siempre quiere ganar, uno va a competir para ganar. Se fueron dando las dos cosas: fui ganando en un torneo y en otro, formé parte de la Selección que fue un gran sueño que se hizo realidad de golpe. Las dos cosas van de la mano y son cosas buenas.
Imagino que obvio el 2016 fue especial, pero, ¿cuál de todas las competencias te marcó más?
Creo que la que me marcó un antes y un después fue Beijing 2008. Eran mis primeros Juegos, yo había competido muy poco a nivel internacional y fui con la idea de sumar experiencia. Había logrado clasificar y sacar luego una medalla de bronce fue una sorpresa para mí y para todos. Me puso en otra situación, en otro lugar, en saber que se podía estar a la altura. A partir de ahí, mi mentalidad cambió.
¿Sentiste alguna vez que se mira con inferioridad al deporte en América Latina?
Es algo que se nota mucho. El nivel europeo es claramente superior y el asiático más aún. El yudo es un deporte japonés. Todos los países asiáticos tienen un desarrollo del deporte que lleva años, mucho más de los que tenemos nosotros. También se destaca América del Norte. Si bien el nivel está mejorando mucho y, según la categoría, se va poniendo a la par, sigue aún faltando mucho para llegar a la altura de los más grandes.
En esa falta, ¿crees que en Argentina se debe dar apoyo a otros deportes diferente del fútbol?
Sí, obviamente que el apoyo es clave. Hace falta contar con recursos para crecer. Uno puede hacer lo suyo, pero claramente necesita el apoyo económico para poder entrenar de la mejor manera, para poder viajar, para poder estar al alcance y a la altura de los otros países.
¿Qué momento se te viene a la mente cuando ganaste la medalla de oro en 2016?
El momento más lindo fue el festejo con mi familia, mis amigos y toda la gente que estaba en la tribuna ahí acompañándome. Ese momento no se va a poder repetir en otra ocasión. Fue muy lindo contar con todo mi equipo de trabajo ahí disfrutando ese triunfo conmigo.
Fuiste la primera mujer argentina en ser campeona olímpica, ¿qué sentís al representar a la mujer joven en el deporte?
Me sorprendió. No sabía que había sido algo histórico como el que me nombraron. Me parece que está bueno, que marca que todos, tanto mujeres como varones, podemos tener los mismos logros. Hoy se está viendo esa igualdad en muchos ámbitos de la sociedad y está bueno que también se refleje en el deporte. Hubo muchas mujeres que fueron subiendo escalones con respecto a eso. Y yo logré subir un escalón más.
Además del deporte, te recibiste de médica y hoy lo estás poniendo en práctica, ¿es así?
Sí, estoy haciendo mi primer año de residencia en traumatología en el Hospital de San Isidro, que es el año más complicado en cuanto a tiempos. Pero estoy contenta de poder arrancar esta etapa.
¿Cómo es pasar de la concentración del deporte a hacer médica?
Es diferente. Es algo que también me gusta mucho y me apasiona como el deporte. Lo vivo de la misma forma, poniéndole lo mejor, aunque a veces no des más. Como te pasa en el deporte te pasa en la parte médica que estás muy cansada. Pero ante ello pienso que estoy haciendo lo que me gusta, y me permite seguir adelante enfocada de la misma forma.
¿Por qué elegiste estudiar medicina en su momento?
Siempre me gustó saber cómo el cuerpo se las ingenia por funcionar bien y de la mejor manera posible. Entrando en la práctica, es una forma de poder ayudar a alguien que lo necesita.
¿Aplicabas los conocimientos médicos en tu ejercicio deportivo?
En verdad, en las situaciones por ejemplo de lesiones frecuentes, sea en mí o en mis compañeros, intentaba ayudar a partir de mi formación. Lo hice en casos en que los profesionales de mayor trayectoria y experiencia no estaban en el lugar, y la información que yo tenía en ese momento podía contribuir.
¿Cómo te manejás con los tiempos en el entrenar y hacer la residencia?
Si bien no quiero dejar de competir, este año estoy dedicada más a la parte médica. La competencia la hago para no perder el ritmo, más allá del resultado. Estoy entrenando bastante poco a nivel de lo que hacía antes, pero es un año que me lo permite. Lo estoy aprovechando para meterle a la parte médica que es la que relegué antes durante mucho tiempo. Estoy tranquila.
Para muchos, cumpliste el sueño de cualquier joven al ser campeona olímpica, ¿algún próximo sueño que tengas?
Siempre ante la próxima competencia que viene es importante que uno se ponga las pilas para ganarla. Los sueños a nivel deportivo son los Juegos Olímpicos y los Mundiales. Falta mucho. Hoy estoy tranquila. La idea es seguir así e ir viendo que pasa en cada competencia.
Si tuvieras que darle un consejo a los jóvenes lectores a partir de tu experiencia de hacer un deporte y tener una carrera académica, ¿qué les dirías?
Que si les gusta lo que hacen, se esfuercen y se enfoquen en eso. Todo se puede. Siempre organizándose y teniendo paciencia porque quizás yo no me recibí en los seis años en los que se recibieron muchos de mis compañeros, pero sabía que hacía un deporte complicado y que en algún momento me iba a recibir. Hay que tener paciencia y dedicarle tiempo a cada cosa en el momento que lo necesita.