Manifiesto Provocación: ¡Ponerse en acción!
¿Tenés una idea y te gustaría convertirla en un proyecto? ¿Sentís pasión por un hobby y pensás que deberías hacer algo más con él? ¿Compartís intereses sociales con tus amigos y buscan cómo ayudar al otro? Independientemente de la carrera que vayas a cursar, todos tenemos una energía creativa dentro. Acá, algunos consejos para encauzarla […]
¿Tenés una idea y te gustaría convertirla en un proyecto? ¿Sentís pasión por un hobby y pensás que deberías hacer algo más con él? ¿Compartís intereses sociales con tus amigos y buscan cómo ayudar al otro? Independientemente de la carrera que vayas a cursar, todos tenemos una energía creativa dentro. Acá, algunos consejos para encauzarla y transformarla en algo copado.
TXT. Antonella Orlando
- Todos nacemos creativos
Tener conciencia de nuestras capacidades no es poca cosa. Y saber que podemos hacer muchas cosas con ellas, tampoco. Si hace tiempo te viene rondando una idea de un proyecto o emprendimiento, sacate la duda e intentá llevarlo a cabo. No hay peor cosa que preguntarse: “¿Qué hubiera pasado si…?”.
- Aprovechá las herramientas
No es lo mismo empezar de cero hoy en día que hace 200 años. A partir de tu idea podés buscar referencias y casos en otras partes del país y el mundo, para evaluar cómo pasaron a la etapa de realización del proyecto. También, hacer un análisis general te permite ver qué novedad podés aportar vos y si harías las cosas distintas.
- Compartir con otros
Muchas veces se cae en la soberbia o el aislamiento por miedo a las copias o los comentarios de los demás. Pero somos seres humanos, vivimos en comunidad y nos necesitamos entre todos. Saber que hay otras personas que pueden ayudarte es también estar conscientes de tus limitaciones y no intentar abarcar todo. La idea germinal de un proyecto puede haber nacido de forma individual, pero la transformación de ella es cuestión de muchos. ¡No te olvides!
- El reto de balancear
El gran dilema que se vive en todos los aspectos de la vida: ¿cuánta importancia se le da al corazón y cuánta importancia a la mente? Obviamente, cada uno tiene su propia receta donde las cucharadas de pasión y racionalidad son administradas de forma distinta y dependiendo de los momentos. Lo que hay tener en claro en este balance son dos movimientos. Por un lado, que la vocación, amor y necesidad que se siente por ver a una idea crecer no impidan tomar decisiones concretas y acertadas. Por otro, que en medio del trabajo diario por un emprendimiento, uno puede perder el “norte” y ese punto cardinal siempre debe ser el sentimiento que originó todo el proceso.
- Cambiar “espera” por “acción”
Si bien la historia que nos cuentan parece estar repleta de personas que fueron descubiertas y a las que la suerte les tocó la puerta, investigá un poco más: la mayoría de los emprendedores pusieron muchas horas de esfuerzo y fueron para adelante en vez de quedarse esperando a que pasara algo. Por más que tu idea sea súper original, si no pasás a la acción y no la das a conocer, lo más probable es que la rueda no se mueva nunca. Detrás de todo invento, existe una historia repleta de intentos que fueron a tocar la puerta.
- Resolver los obstáculos es mejor que evitarlos
Básicamente, este consejo puede aplicarse a todos los aspectos de la vida. La idea es atravesar las dificultades y no darle la espalda. Si omitimos las dificultades, nada aprenderemos de ellas. Y en un emprendimiento lo más recomendable es tener una estructura sólida: si pasamos por alto alguna alarma, seguramente volverá en otro momento. Sobre este punto, no hay que desalentarse si ven que les resulta más difícil sobrellevar algo que a otros no. La idea es formarnos en nuestra propia experiencia, porque los que nos acostamos y levantamos pensando en nuestro sueño somos nosotros.
- Dedicarle tiempo
Lo que pasa con un proyecto es lo mismo que pasa en la universidad: nadie te va a decir que tenés que levantarte temprano para ir a cursar o dejar de hacer otras cosas para estudiar. Desarrollar un emprendimiento propio demanda tiempo, y mucho. Habrá que estar preparados para jornadas maratónicas y ser más amigo de la compu que de la cama. Algunos serán más organizados que otros, pero todos deberán invertir horas de su vida y eso no es negociable.
- Valorar la “pasión” por encima del “mérito”
Prácticamente es una obviedad, pero por las dudas lo decimos: todos, en algún momento de nuestra vida, esperamos el reconocimiento y aprobación de los demás. Seguramente que los comentarios positivos sobre el proyecto que estás llevando a cabo van a transformarse en un combustible emocional para seguir adelante. Pero en el camino del reconocimiento, muchas veces nos terminamos midiendo con la vara de otro. Si participás de un concurso y no fuiste premiado, si ves que otros proyectos similares están contando con más atención, no te desanimes. Como dijimos más arriba, lo importante es recordar por qué comenzamos a hacer esto y qué nos inspiró en un primer momento. Si nos enfocamos en eso, los resultados llegarán en el momento menos esperado.
- Conocerse uno mismo
En el proceso de “ser emprendedor” seguramente descubrirás rasgos impensados de tu personalidad, reconocerás y cambiarás errores, pero también reafirmarás tu esencia. Ser conscientes de los límites y saber cómo estamos dispuestos a llevar nuestra idea adelante nos va a servir de guía para no salirnos del camino y sentirnos bien con nosotros mismos.