La garra de emprender
Cada vez son más los jóvenes que alrededor del mundo, y especialmente en un país creativo como Argentina, deciden dar el gran salto y empezar a emprender. No es fácil, implica asumir desafíos y comenzar un camino incierto, pero los resultados a largo plazo se compensan en gratitud y orgullo. Algunos consejos prácticos para que […]
Cada vez son más los jóvenes que alrededor del mundo, y especialmente en un país creativo como Argentina, deciden dar el gran salto y empezar a emprender. No es fácil, implica asumir desafíos y comenzar un camino incierto, pero los resultados a largo plazo se compensan en gratitud y orgullo. Algunos consejos prácticos para que le pongas garra e inicies aquello en lo que venís pensando: tu propio proyecto.
“La forma de empezar es dejar de hablar y empezar a actuar”. Quizás cuando imaginó el mundo mágico y animo de Disney, Walt Disney habló mucho sobre sus ideas hasta que se dio cuenta que debía dar un paso más, que debía tomar agallas y pasar a la acción. Quizás ahí fue, como bien luego lo expresó, Walt Disney dio vida a lo que hoy conocemos como una de las empresas más grandes y diversas del mundo.
Nadie dijo que emprender es fácil, implica asumir lanzarse al mercado con algo nuevo. Pero la base de todo está en vos: hacer eso que te gusta, ponerle pasión a cada eslabón del proceso, dedicarle tu profesionalismo y tus valores. Todo lo demás se va acomodando con la práctica (y, claro, algunos consejos que te daremos más adelante). Pero no hablemos de teoría, veamos qué es lo que ocurre en la práctica con un caso propio de una joven argentina que hace poco se animó a emprender y su proyecto hoy ya da señales de éxito.
“En noviembre pasado junto con mi amiga, Carolina Van den Heuvel, lanzamos Nuan, una marca de pañuelos con diseños propios”, cuenta con alegría Ayelén Mortensen. La joven de 24 años trabaja como diseñadora en distintos proyectos, pero decidió, en paralelo, iniciar algo propio, algo que lleve su sello con identidad personal. Lo que hoy ya ven como un emprendimiento que vende, se difunde y hasta llega a la televisión como accesorio de modelos y actrices famosas, tuvo un primer momento de incertidumbre. Así lo recuerda Ayelén: “Lo más importante es animarse a dar el primer salto. En mi caso tuve muchos proyectos en mente anteriores a Nuan, pero nunca los concreté. El primer paso que di con Nuan fue charlarlo con Caro, que instantáneamente se interesó y decidimos iniciarlo juntas”.
Aquí esta una de las primeras cuestiones a considerar. A la hora de pensar en emprender debes tomar la decisión de si lo vas a hacer solo o acompañado. En ambos casos hay ventajas y desventajas. Quizás siendo joven, una compañía ayuda a desafiar juntos los momentos difíciles. Pero ahí deberás saber diferenciar bien algo: amigos fuera de los negocios, socios dentro de las operaciones del proyecto. Así ya lo refleja hoy Ayelén que cuando presenta a Carolina lo hace como amiga/socia. Ambos roles son válidos y complementarios, pero hay que saber diferenciar los momentos en que se disfruta la amistad y aquellos en los que se discute sobre negocios para evitar que uno perjudique el otro, o viceversa.
En este inicio, es fundamental que te conectes con comunidades de emprendedores y profesionales que ya se hayan animado a dar el salto. Sus experiencias, de fracaso y éxito, serán útiles a los fines de tu proyecto. Todo sirve para salir mejor preparado al mercado. En este sentido, intenta responder algunas preguntas: ¿por qué hago esto, para quién lo hago, qué necesidad busca satisfacer, cuál es el impacto positivo que deja en el mundo?
Y una cuestión adicional y fundamental: ¿qué diferencial tiene de lo que ya se vende u ofrece? En este sentido, Ayelén y Carolina sabían que en Buenos Aires ya hay muchas prendas de pañuelos, pero los que ofrecen en Nuan no son iguales. Su diferencial está en el diseño propio. Son ellas las que trabajan en un concepto, una estática, una búsqueda de comunicar un mensaje a través de un accesorio que luego acompañará la vestimenta de la mujer.
Con esas cuestiones definidas hay que iniciar, como decía Walt Disney, a actuar. Ir a lo concreto, a lo divertido: pasar de las ideas a la acción. “En el proceso hay muchas cosas que no salen como uno se imagina, o que demoran más tiempo de lo esperado y está bueno tener a alguien al lado en quien apoyarse”, reconoce Ayelén y aconseja: “Para lograr el producto final que esperábamos, decidimos dividirnos tareas. Cuando una no tenía buenos resultados, la otra sí, y eso nos ayudó a continuar con optimismo hasta lograr el objetivo”. Es decir: seguí adelante, que un error o fracaso no signifique tirar abajo el emprendimiento, hay que intentarlo hasta hacer realidad el sueño. Ante un problema, analiza la situación e identifica la causa para poder trabajar sobre ella y continuar los procesos.
Obviamente para emprender se necesita dinero. Tanto en Argentina como en otras partes del mundo, existen distintos fondos de apoyo a emprendedores, que puedes aprovechar. O bien, intentar ahorrar y empezar con una inversión ínfima para empezar a hacer circular el proyecto. Ayelén es contundente al respecto: “Nuestro proyecto se inició con baja inversión inicial y poca experiencia en el negocio, pero estábamos convencidas y decididas. Todas las inquietudes y barreras que se presentaron se fueron resolviendo en el camino. Creo que el mayor impedimento para emprender es no estar seguro de hacerlo”.
Con el idear el emprendimiento, ponerlo en marcha y superar los obstáculos, falta un elemento clave: comunicarlo. Incluso el mejor producto si no es bien comunicado, no será vendido. Hoy las redes sociales se convierten en un ámbito atractivo. Pero no lo pienses como una vidriera directa del producto como un precio. Lo que diferencia a un emprendedor es que cuenta lo que hace, cómo lo hace, con qué valores, con qué propósito. Comunicar tu idea es lo que llevará a que las personas elijan tu producto. Allí es donde tu pasión se demuestra.
Recuerda que de cada desafío u obstáculo que se pueda presentar en el proceso de desarrollar tu emprendimiento, tienes que aprender y sacar lo mejor para seguir. Pues como decía Walt Disney: “Todos tus sueños pueden hacerse realidad, si tienes el coraje de perseguirlos”.