Estudiar y trabajar a la vez, ¿sí o no?, ¿cómo?
Es el dilema de muchos jóvenes al comenzar la etapa universitaria. Si bien no hay una respuesta única y absoluta, aquí te compartimos algunos consejos y recomendaciones para acompañarte en este camino inicial de tu formación profesional. Hasta hace algunos años, el título universitario era la condición indispensable para salir al mercado laboral. Así, se […]
Es el dilema de muchos jóvenes al comenzar la etapa universitaria. Si bien no hay una respuesta única y absoluta, aquí te compartimos algunos consejos y recomendaciones para acompañarte en este camino inicial de tu formación profesional.
Hasta hace algunos años, el título universitario era la condición indispensable para salir al mercado laboral. Así, se concentraban todos los esfuerzos iniciales en el estudio y concluir la carrera para poder comenzar luego a trabajar. Pero con la aparición de nuevos paradigmas, nuevas profesiones y oficios, y una nueva manera de concebir al profesional; es que hoy el título universitario sí es importante, pero no es lo único fundamental a la hora de pensar en la formación de la profesión. La experiencia, la práctica, el vivir a diario la profesión elegida pasó a ser tan importante como el conocimiento, la teoría, y las horas de cursada y estudio.
Ante ello, los jóvenes que recién comienzan su carrera universitaria, suelen preguntarse si conviene que empiecen a trabajar o no. Ese interrogante clave que seguramente vos también te haces, no debe convertirse en un dilema existencial y problemático, sino que puede encontrar un camino de resolución acompañado de otros interrogantes.
¿Cuál es la motivación para empezar a trabajar? No es lo mismo que tengas que trabajar por una necesidad económica a que lo hagas para comenzar a adquirir experiencia. Es decir, si vives solo o tienes que contribuir en la economía del hogar, las opciones son más limitadas y el hecho de trabajar y estudiar no es una opción sino una realidad a la que perfectamente podés acomodarte con los consejos posteriores. En cambio, si no hay un motivador económico, y lo que quieres es insertarte en el mercado laboral, tienes más opciones a la hora de elegir, pues puedes optar por una pasantía, un voluntariado o un empleo part-time.
¿Qué tipo de trabajo querés buscar? Tenemos que ser sinceros: pocas son las personas cuyo primer trabajo fue aquello que estaban estudiando. Y eso no tiene que hacerte sentir mal ni vergonzoso. Pero, sí lo tienes que asumir de entrada como tal para evitar malestar o frustración posterior. Por ejemplo, si tu primer trabajo es como secretaria, aprovecha al máximo para potenciar habilidades como contacto con clientes, organización de las tareas y asistencia a superiores. O si trabajas en un call-center bilingüe, en lugar de fastidiarte por estar todo el día al teléfono, aprovecha la ocasión para mejorar tu inglés en contacto con personas nativas.
¿Cuán dispuesto estás para trabajar y estudiar a la vez? Es una pregunta tan sencilla como compleja. Es comenzar a ser sincero con vos mismo, a asumir los desafíos y aprender a ver las oportunidades que esta doble realidad significará para tu formación como profesional, pero también como persona. Es una seguridad y confianza que vos mismo tenés que tener para disfrutar de la aventura a pleno.
Una vez respondidas estas preguntas en tu hoja de ruta profesional, es importante considerar que, lejos de la presión social que pueda existir, estudiar y trabajar es posible. Es más, en América Latina se posiciona como una tendencia de preferencia entre los jóvenes. En México, por ejemplo, estudiar y trabajar al mismo tiempo es positivo para los profesionales. Así lo ha resuelto el 90% de los mexicanos en una encuesta realizada por OCCEducación realizada a 500 profesionales en su último semestre universitario. El 60% de los consultados considera, incluso, que ya no es suficiente tener un grado universitario para conseguir empleo. Por ello, te brindamos una serie de consejos para que estudiar y trabajar a la vez sea una aventura saludable y disfrutable en tu formación profesional.
Ser ordenado. Estudiar y trabajar a la vez implica que estas dos actividades se convertirán en parte importante de tu juventud. La clave es ser muy organizado y ordenado. Por un lado, distribuir el tiempo de trabajo propiamente dicho y el de cursada, que seguramente se desarrolle durante la semana. Por otro lado, distribuir luego el tiempo para estudiar. Los fines de semana se presentan como la oportunidad para profundizar en los textos o trabajos prácticos más complejos. Pero también durante la semana podés aprovechar momentos como el viaje en colectivo o tren, o la espera entre clase y clase. Incluso en algunas empresas te permiten estudiar si no tienes actividades laborales que realizar en ese momento.
Ser eficiente. Si hay algo que aseguran los jóvenes que estudian y trabajan a la vez es que se vuelven más eficientes en el aprovechamiento del tiempo. Generalmente, si sólo estudias, podrás preparar un examen durante la semana y el fin de semana. En cambio, si también trabajás, el tiempo disponible de estudio se acota, y lo sabrás aprovechar al máximo posible para poder llegar preparado a la instancia de examen.
Establecer prioridades. En esa búsqueda de orden y eficiencia, establecer prioridades es un elemento clave para desempeñarte óptimamente en ambos campos. Visualizar tus responsabilidades en un calendario es una buena forma de definir los próximos pasos a seguir. Ello también te permitirá definir en qué fechas clave debes pedirte días por examen, y cuándo puedes llegar con tranquilidad a esa instancia.
Aprovechar al máximo. Si hay algo que tiene trabajar y estudiar a la vez, es que te enriquecerá de manera complementaria como profesional y como persona. La clave está en saber aprovechar ese camino y sacar lo mejor de cada una de las áreas. Según el estudio de la OCCEducación, una persona que estudia y trabaja al mismo tiempo adquiere las siguientes competencias (de mayor a menor, según los consultados): responsabilidad, disciplina, madurez, organización, facilidad de relacionarse con otros, productividad, esfuerzo, constancia y voluntad.
¿Te animarás a asumir el desafío?