Chela, pasión por el tenis
¿Cómo encontró Chela su vocación? El tenis sigue siendo su primer amor, por el cual se la jugó y apostó todo. Pero desde que se retiró, el “Flaco” muestra otra faceta: en la tele entrevista, conduce y se divierte como nunca. ¿Qué le gustaría hacer en los próximos años? ¿Qué reflexiones hace sobre su vida […]
¿Cómo encontró Chela su vocación?
El tenis sigue siendo su primer amor, por el cual se la jugó y apostó todo. Pero desde que se retiró, el “Flaco” muestra otra faceta: en la tele entrevista, conduce y se divierte como nunca. ¿Qué le gustaría hacer en los próximos años? ¿Qué reflexiones hace sobre su vida como deportista profesional y qué consejos le gustaría difundir? Un mano a mano imperdible con una persona sincera, sin vueltas y con la mejor energía.
Nota:Antonella Orlando
Fotos: Pablo Genovesio
El “Flaco” como tenista sigue estando, pero hoy te está yendo muy bien en algo tan diferente como la tele. ¿Cómo estás viviendo este momento?
Me pasa algo raro. Cuando pienso y recuerdo mi carrera de tenista siempre siento que fue como otra vida, por todo el sacrificio y todo lo que hice. Tantos años y tantos viajes, estar tres días acá y después volver a partir, y así todo el tiempo. Hoy, siento que era una locura el ritmo que vivía, pero en ese momento no me daba cuenta, era lo que me gustaba y lo hice sin problemas. Y ya hace dos años que me retiré, pero al toque me llamaron para hacer Concentrados en red y En el set de Chela en DeporTV. Ese me gustó mucho porque era un mano a mano con tenistas actuales y ex jugadores. Sabía de todos, pero no sabía todo de sus vidas. Y conocer la historia de cada uno me encantó. Y ahora estoy haciendo Redes en ESPN.
Si te dieran una máquina del tiempo, ¿qué consejos le dirías al Chela jugador de 20 años?
Sería genial tener esa máquina del tiempo. Todos los deportistas retirados sentimos un poco eso, que con esta cabeza y más maduros hubiera sido diferente. Pero creo que dentro de todo le saqué dramatismo al circuito y a la competencia, tratando de disfrutarlo. Ves jugadores que sufren el día a día, entrenar, viajar. Tuve la suerte de vivirlo un poco de otra manera. Creo que si tengo que aconsejarle algo a mi yo de los 20 años, iría por ese lado: por descomprimir. El circuito es exigente, tenés mucha presión.
¿Cuando decidiste jugarte todo para ser un profesional?
Me decidí cuando empecé cuarto año del colegio pero fue todo un tema familiar. Me acuerdo que todos mis compañeros me decían que estaba loco, que cómo iba a entrenar tanto si no sabía qué iba a ser un profesional. Y probé y me la jugué. Pero cuando tomé esta decisión, fui consiente que estaba haciendo algo importante y tenía que intentarlo al 100%. Y ahí empecé a mejorar mucho en mi juego.
¿Tu viejos te apoyaron?
Si, hacían un sacrificio enorme, por ejemplo, si jugaba un torneo el lunes, y el domingo mis viejos hacían el recorrido del bondi que me iba a llevar hasta allá. Vivía en Ciudad Evita y todos los torneos eran en zona norte. Mínimo, tenía una hora y media de viaje solo para ir a entrenar. Viajaba colgado en el colectivo con el raquetero. Cuando pude sacar el registro fue la gloria. Llevaba a mi viejo a las 6.30 a la fábrica. Volví a mi casa, desayunaba, me quedaba un rato y ahí me iba a entrenar. Ir en auto con música ya era un abismo para mí. Y eso que todavía no soy padre, pero me imagino cuando lo sea. ¿Haré ese sacrificio por mi hijo como hicieron mis viejos por mí?
¿Te pegó el ego en algún momento de la carrera?
Creo que si sos bueno tenés que tener un poco de ego porque sino, entrás a la cancha y te matan. El tema es no mezclarlo afuera. Yo intenté no marearme y ser el mismo de siempre. Después todo cambia mucho cuando te retirás, porque cuando jugás sos un número y tu autoestima pasa por ahí, pero después sos uno más. A mí no me costó, pero veo muchos casos que sí.
Viviste el deporte como jugador profesional y ahora como periodista en un canal del mismo palo. ¿Creés que falta difundir más el deporte argentino en general?
Sin duda me encantaría que se amplíe más el abanico informativo. Creo que el deporte es una salida espectacular para todo el mundo. Primero porque es muy saludable, más allá de que te dediques o no a ser profesional. De todas formas, si es un deporte de élite muchas veces deja de ser saludable. Y también está bueno por un factor social: hoy los pibes están muy metidos en las drogas y pasan mucho tiempo en la calle. El deporte es una herramienta copada para incentivarlos a hacer otras cosas y sacarlos de ahí. Después, como todo: es un negocio y trasmiten más lo que más dinero genera. Pero hay muchísimas personas que les gusta ver handball por ejemplo, y no está tan difundido. Está bueno divulgar todo los deportes y que después los chicos elijan.
¿Cómo te mantenés en estado?
Hoy me siento arruinado, como un trapo (risas). Mentalmente pienso que estaba como antes. Pero me retiré y a los tres meses subí 10 kilos. Mi viejo es muy flaco y siempre decía “A mí no me va a pasar”. Y sí, pasó (risas). Cuando me retiré, me levantaba a la mañana y le entraba a las medialunas, después churros o flan con dulce de leche a la tarde. Ahí fue la época que fui a ver la Davis y los pibes me pusieron “Cachete” y decidí empezar a cuidarme un poco más. Pero hoy quiero correr un rato y me duele la rodilla, o juego al tenis y me duele el hombro. El tema es que tampoco hago las cosas que debo hacer para estar bien: elongar, masajes. Todas esas que odiaba cuando era profesional.
¿Cuál era esa comida que amabas pero estaba prohibida?
La milanesa napolitana con papas fritas. Y ahora le doy como loco. Y con otros alimentos que sí tenía que comer en esa época, me pasa lo contrario. Estoy asqueado de la banana por ejemplo. No la quiero ni ver. Y después las pastas, que me tenía que comer un plato todos los mediodías.
¿Tenías algún hobby que no pudiste hacer por tanto entrenamiento?
Con el tenis me pasó algo que no sé si es normal o le pasó a todos: me metí tanto que lo demás me dejó de interesar. Me sabía los ranking, los puntos de cada jugador y solo pensaba en eso. Veo esa pérdida de interés con el fútbol, algo que me encantaba de chico. Cuando Argentina llegó a la final en Italia 90´, le pedí por favor a mi viejo que me llevara a recibir los jugadores. Y después, te perdés de otras cosas. Por ejemplo: me invitaban a un casamiento y yo no respondía. Hasta que no me casé, no entendí la importancia de eso. Pero también cuando jugás sos la estrellita, estás en la cajita de cristal y todos te adoran. Y después te chocás con la realidad.
¿Qué es la vocación para vos?
Poder hacer lo que te gusta y te hace feliz. En mi caso el tenis sin dudas. Dentro del esfuerzo enorme que implicaba entrenar y jugar, no me costó hacerlo en su momento. Dejar de lado esas cosas sencillas, que hoy no son nada, pero cuando sos chico te marcan. Por ejemplo, cuando mis amigos me invitaban a juntarse en una casa o empezaban a ir a bailar, y yo estaba con el bolsito yendo y viniendo. Si no hubiera sido mi vocación, lo hubiera sentido como el fin del mundo. Muchas veces el deseo de los padres se traslada a los pibes. Y cuando los pibes no lo sienten como ellos, porque no es su deseo, abandonan. Capaz que empezaron porque les gustaba, pero los que le terminan poniendo presión son los viejos. Y eso pasa con todas las profesiones de la vida. Si estudiás lo que realmente sentís que es tu vocación, te va a costar muchísimo menos que algo que estés haciendo obligado o dudoso.